lunes, 11 de septiembre de 2006

Ya se acabó Extraños en un tren, una Patricia Highsmith soberbia. Las últimas páginas del libro no aportan mucho más a la obra. La historia es buena, pero sigo pensando que lo maravilloso son los personajes, el lector puede entrar en los sentimientos de los protagonistas, los conoce por dentro y permite identificarse. Crear personajes, a modo de los clásicos, atemporales, personajes que hablan de la esencia del ser humano, más alla de las contingencias de cada tiempo.

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