
Este fin de semana he podido leer la primera novela de Domingo Villar.
La acción se desarrolla en su Galicia natal, en el entorno de la ciudad de Vigo.
El protagonista es Leo Caldas, inspector de la Policía Nacional, bajo las ordenes del Comisario Soto, con quien tiene una relación difícil de tiras y aflojas. Como compañero de trabajo tiene al agente Rafael Estévez, un aragonés que ha dado con sus huesos en la ciudad gallega, debido a que en su Aragón natal ha tenido su problemas disciplinarios, pero que ha llegado a un destino donde no acaba de comprender la idiosincrasia de los gallegos, lo cual le produce sus conflictos.
El inspector Leo Caldas tiene su pequeña fama en la ciudad porque es uno de los protagonistas de un programa de radio "Patrullando en las ondas". Investigador introspectivo, reflexivo pero que se basa en numerosas ocasiones en su intuición, obteniendo no siempre los resultados que buscaba.
Ha sido una lectura muy amena, un texto de relativas pocas páginas y que, por tanto, se resuelve la cuestión con cierta agilidad.
Para mi hay varias notas que sobresalen en la lectura de esta novela. En primer lugar, el constante intento de destacar el entorno gallego, hay una fuerte apuesta por imbrincar al detective en la cultura gallega, sus referencias a la cocina, a los locales, a personajes de arraigo en ella (Castelao, Cunqueiro, ...), a su geografía, a la importancia del mar, etc. A veces me parece un tanto excesivo, dado que parece que tiene casi más protagonismo que los propios personajes, parece que no pueden distanciarse de este elemento y tienen que satisfacer un peaje: los gallegos no pueden ser más que gallegos.
En segundo lugar, me ha parecido de lo más interesante el personaje de Rafael Estévez, es divertidísima su caracterización, es la caricatura de como a veces resulta un tanto incomprensible cómo entienden los gallegos el mundo y la realidad. Con él se desarrollan los momentos más divertidos.
Durante la lectura se pueden encontrar referencias a la literatura de detectives y en particular a Andrea Camilleri (el difunto es aficionado a la lectura de libros de detectives y tiene en su mesilla como libro de cabecera uno de los libros de Andrea Camilleri "El perro de terracota").
Es más, en algún momento he pensado que tiene demasiados paralelismos con este autor, el vínculo del protagonista con la comida, tan detallada; la relación con su subordinado (parecida a la relación de Montalbano con Catarella); el sentido de la justicia de Leo Caldas, que va más allá de la justicia legal, igual que Montalbano; la relación sus superiores; las referencias tan numerosas a la idiosincrasia de la gente del lugar, ese perfil semirural y campechano de los que les rodean, el Galicia vs Sicilia. Demasiados paralelismos.
No obstante una lectura agradable y entretenida.
La acción se desarrolla en su Galicia natal, en el entorno de la ciudad de Vigo.
El protagonista es Leo Caldas, inspector de la Policía Nacional, bajo las ordenes del Comisario Soto, con quien tiene una relación difícil de tiras y aflojas. Como compañero de trabajo tiene al agente Rafael Estévez, un aragonés que ha dado con sus huesos en la ciudad gallega, debido a que en su Aragón natal ha tenido su problemas disciplinarios, pero que ha llegado a un destino donde no acaba de comprender la idiosincrasia de los gallegos, lo cual le produce sus conflictos.
El inspector Leo Caldas tiene su pequeña fama en la ciudad porque es uno de los protagonistas de un programa de radio "Patrullando en las ondas". Investigador introspectivo, reflexivo pero que se basa en numerosas ocasiones en su intuición, obteniendo no siempre los resultados que buscaba.
Ha sido una lectura muy amena, un texto de relativas pocas páginas y que, por tanto, se resuelve la cuestión con cierta agilidad.
Para mi hay varias notas que sobresalen en la lectura de esta novela. En primer lugar, el constante intento de destacar el entorno gallego, hay una fuerte apuesta por imbrincar al detective en la cultura gallega, sus referencias a la cocina, a los locales, a personajes de arraigo en ella (Castelao, Cunqueiro, ...), a su geografía, a la importancia del mar, etc. A veces me parece un tanto excesivo, dado que parece que tiene casi más protagonismo que los propios personajes, parece que no pueden distanciarse de este elemento y tienen que satisfacer un peaje: los gallegos no pueden ser más que gallegos.
En segundo lugar, me ha parecido de lo más interesante el personaje de Rafael Estévez, es divertidísima su caracterización, es la caricatura de como a veces resulta un tanto incomprensible cómo entienden los gallegos el mundo y la realidad. Con él se desarrollan los momentos más divertidos.
Durante la lectura se pueden encontrar referencias a la literatura de detectives y en particular a Andrea Camilleri (el difunto es aficionado a la lectura de libros de detectives y tiene en su mesilla como libro de cabecera uno de los libros de Andrea Camilleri "El perro de terracota").
Es más, en algún momento he pensado que tiene demasiados paralelismos con este autor, el vínculo del protagonista con la comida, tan detallada; la relación con su subordinado (parecida a la relación de Montalbano con Catarella); el sentido de la justicia de Leo Caldas, que va más allá de la justicia legal, igual que Montalbano; la relación sus superiores; las referencias tan numerosas a la idiosincrasia de la gente del lugar, ese perfil semirural y campechano de los que les rodean, el Galicia vs Sicilia. Demasiados paralelismos.
No obstante una lectura agradable y entretenida.
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Ficha del libro en Siruela.
En el Periodista Digital se puede encontrar otra reseña.
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