martes, 21 de noviembre de 2006

Un caso barroco


La lectura de Batya Gur me está dejando un buen sabor de boca. Este segundo enganche me está marcando más que la primera vez que abordé su lectura. Posiblemente, la primera parte ayuda a meter al lector en la vivencia personal de Ohayon, en sus sentimientos; unos sentimientos, por cierto, sombríos y agobiantes.
En esta segunda parte, aflora el comisario, el detective, vuelve a quedar oculta la persona (un poco, aunque están las dos facetas en lucha permanente, verbigracia el personaje de la niña).
La directora del centro de menores es la que pone sobre la mesa el transfondo de la obra (en mi modesto entender), el ideal de una vida normalizada en contraposición a la realidad de una personalidad orienta a su profesión (al modo de los grandes detectives literarios).

Me han encantado las alusiones a clásicos como Chadler, Simenon, ... y que dé valor al lector de libros de detectives, como hace alguno de sus personajes.
¡Lástima de carrera truncada! Dejo algún enlace sobre Batya Gur y su obra, para satisfacer la curiosidad de todos.

Ha habido suerte para el lector esta temporada, buenos libros y magnificas lecturas últimamente.

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