En la Roma de 1875 de banqueros, políticos, periodistas y masones se ven envueltos en un misterio policial guiado por la mano invisible de Edgar Allan Poe.
Así es como se describe los primeros pasos de esta novela de tono romántico y un puntito de gótica: poblada de niebla, de luces grises en la ciudad; y que enfrenta en una falsa rivalidad (que, en el fondo) encierra admiración, a dos inspectores de la Seguridad Pública en la Roma, capital de la unificación italiana, en esos momentos.
Estos dos inspectores son dos perfiles de acción que se muestran como las antípodas uno del otro en su carácter, en su quehacer profesional, en sus métodos de investigación y en su perspectiva de la vida. Sin embargo, a pesar de esa contraposición, se puede encontrar la admiración por el trabajo y la actitud ante la vida. De una forma u otra, cada uno echa de menos el estilo de vida del otro.
El Inspector Archibugi, un joven que viene del norte, es el defensor de las nuevas técnicas de investigación, que tiene alguno de sus referentes en la práctica policial de la policía francesa. Es un joven que está construyendo todavía su carrera, con una cierta habilidad política en el trato con los temas delicados, obstinado en su búsqueda y muy racional en investigación. A nivel personal, mantiene una relación estable con la hija de uno de sus compañeros; una relación orientada claramente al matrimonio y el establecimiento de una familia.
El Inspector Quadraccia, es un viejo lobo, que le gusta trabajar solo, mostrarse huraño, lamerse las heridas el solo. Es un policía formado en la vieja policía de Roma, cuando estaba al servicio del Papa-Rey, anterior a la unificación. Sus métodos son los propios de las viejas técnicas de presión, de poder, de miedo, pero, aún así, fija sus objetivos y consigue resolver los casos a los que se enfrenta. Siguiendo con los símiles animales, es un viejo sabueso que cuando muerde el hueso no lo pierde. Y en lo personal, solitario, añora los tiempos en los que tuvo una relación de la que salió herido; todavía busca algo de aquello.
La novela nos sitúa ante un crimen que hunde sus raíces en la vida social y política del momento. Nos enfrenta a la realidad de la vida italiana de aquel momento, en la que la confrontación política impregnaba la vida cotidiana de la gente, mezclándose política, economía y religión.
Los dos investigadores, a través de caminos diversos, se encuentran en la resolución del caso. Cada uno hace su investigación, pero ambos cruzan su camino en ella.
Petroselli nos trae una novela costumbrista antes que policiaca. Sin embargo, es verdad que la novela policiaca siempre ha sido costumbrista. No existe la novela policiaca que únicamente se reduzca a ser un pasatiempo, a la resolución de un jeroglífico. Desde los clásicos como Simenon o Agatha Christiek, la novela de detectives es el reflejo de una sociedad, del modo de relacionarse de la gente del momento, de las contraposiciones entre las distintas clases sociales.
(Ejemplar Cortesía de Editorial Roca)
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Ficha del libro en el web de la Editorial Roca.
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